Flor y yo nos vamos de viaje
Desde el 2004 no lo habíamos vuelto a hacer. Y eso que siempre jurábamos y perjurábamos que debíamos hacerlo una tradición-obligación, pero lo íbamos dejando hasta que por fin nos decidimos...
Destino: Marrakech.
Después de una semana bastante caótica, en la que todo el mundo intentó disuadirnos de que no viajáramos solas a Marruecos justo el fin de semana de las elecciones, en el que nos tildaron de locas suicidas, y nos alertaron de que volábamos justo en el aniversario del triste 11S, y que se planeaba otro atentado aéreo... después de todo eso, nosotras continuamos hasta el final, y el viernes cogimos un avión de la Roya Air Maroc con destino a la “tierra de dios”.
La llegada, con una puntualidad británica que me dejó pasmada, fue un tanto apoteósica, con el avión “aparcado” a mucha distancia de la puerta y sin un mal autobús que nos esperase. Así que maleta al hombro, que nosotras somos de la antigua escuela y todavía vamos sin ruedas, y a caminar hasta la puerta.
Después del consabido pase de aduana, con las primeras miradas lascivas de los policías, salimos a la puerta de salida donde nos esperaba nuestro chófer, Abdú, tan amable, tan sonriente que finalmente tuvimos que bautizarlo con el “smiling” sin poderlo remediar.
Nosotras, que hemos ido de estupendas en este viaje, nos agenciamos un guía privado, que junto con nuestro chofer, nos llevaron de paseo por toda la ciudad. Pero lo mejor de todo fue poder ver la parte de la ciudad no turística.
Así que hemos podido pasear por la calle de los artesanos, nos hemos metido por callejuelas increíbles, por estrechas, por oscuras, por inquietantes y por desconocidas. Vimos como vivía la gente, su vida en la calle, comimos de su comida y bebimos su estupendo té a la menta.
Hemos podido conocer de primera mano, es lo que tiene llevar guía privado, las costumbres del país, y hemos saciado nuestra curiosidad con mil preguntas. Así la impresión que nos hemos llevado es que, aunque el rey desde hace unos 3 ó 4 años favorece a la mujer con sus nuevas leyes, sigue siendo un país absoluta y radicalmente machista, donde la mujer sigue escondiendo su cuerpo y probablemente su mente, y donde el hombre se acuesta con su novia sin la aprobación de Alá, pero busca a una virgen para casarse...
Aun así, la gente es maravillosamente amable, hospitalaria y cándida, y en ningún momento hemos sentido esa inseguridad de la que tanto nos advirtieron antes de irnos...
Flor y yo hemos disfrutado mucho de nuestro fin de semana, y hemos vivido muchas anécdotas, pero eso será en el próximo post...
Inshalá...